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Ser artista urbano es como ser ciclista urbano

Existe algo, para aquellos que buscan crear diferencia, que no los deja quedarse callados ni esperar a que otros les digan lo que tienen que hacer. Los movimientos ciudadanos, corresponden a una fuerza innata y sin ánimo de lucro que representan la lucha ruidosa en contra del inconformismo social. Las causas son variadas y a medida que la lucha se expresa, los aliados van apareciendo hasta constituir un grupo que logre poner a temblar los pensamientos opresivos tradicionales y culturales. Mi lucha: la bici. ¿pero qué pasa cuando me bajo de ella? Un ciclista es más que una persona en bicicleta, y lo que tiene para aportarle al mundo es más grande que solamente pedalear.

Hablemos de ciudad, de este gran ecosistema que representa nuestro hogar, el habitad que hemos construido como humanidad y que está impactando en el mundo de forma significativamente peligrosa. Escuchaba de un amigo Mexicano, que si entendemos que nuestra labor en el mundo como especie es más grande que la de ser una plaga, podríamos valorar nuestra existencia y entender por fin, que nuestros actos pueden influir positivamente el entorno que habitamos. Es un cambio de visión que representaría la transformación social que el mundo necesita, que nuestra ciudad necesita.

Para transformar la ciudad, se necesita “hacer ciudad” y éste término puede representar una serie de acciones que corresponden a un actuar individual o colectivo que siempre va ligado a la transformación social y a la intervención. Y es aquí donde muchos accionares convergen en la búsqueda de apropiarse de las calles y de encontrar en ellas, el espacio necesario para cultivar visiones y dejar mensajes propios, activar una voz, crear un precedente.

Cuando se hace ciudad y se entienden que sus calles son las venas por las que pasa la vida, se logra transformar la percepción de lo que esperamos de ella. Ya no se trata del miedo que nos da el transitarla, sino de la satisfacción por habitarla. Así fue como conocí a uno de los artistas urbanos colombianos más nombrados a nivel nacional e internacional y cómo estoy segura de que las coincidencias no son tan arbitrarias en la vida.

Djlu, juega siempre, es artista urbano y ciudadano que hace 12 años decidió convertir los muros de la ciudad en el lienzo de una obra que no tiene miedo de hablar y de mostrar una posición política, deja ver en los rostros de las personas plasmadas en la itinerancia de su arte, una mirada crítica frente a la sociedad en la que vivimos, un mensaje que queda en la memoria de los transeúntes que desconocen su verdadero nombre.

Centrarme en hablar del arte urbano, realmente no es el propósito de la reflexión que me dejó el haber participado de 2 días de trabajo junto a Djlu para terminar su mural. Para ser sincera, simplemente me paré a su lado, admirando su enorme experiencia de convertir una pared olvidada, en la imagen pintada de dos de niños que hablaban a través sus ojos. Así como para mi, él tiene su propio proceso creativo, en ambos casos, se basa en la escogencia de personajes que se han cruzado a lo largo de nuestros caminos y en la búsqueda de darles un lugar significativo en la historia, ambos hemos plasmados sus vivencias con diferentes técnicas pero con el mismo propósito.

Ahí estaba yo, una ciclista con su propia lucha, encontrando puntos de convergencia con una persona que posiblemente no ve la bicicleta de la misma forma que yo lo hago. “El espacio urbano, es una posibilidad y no un limite” haciendo referencia que la ciudad es básicamente lienzo y nuestro accionar, la obra.

Si vemos a la ciudad como algo ajeno, jamás vamos a encontrar la fuerza necesaria para que sus calles se transformen y es por eso mismo que cuando se intervienen sus espacios se crea un nivel de apropiación que debería ser replicado por todos.

Ser artista urbano es como ser ciclista urbano, es ver en las acciones autogestionadas que nacen de la pasión, un mecanismo de lucha, es ver en un símbolo una posibilidad de innovar, es ver en la calle el espacio de acción, es entender en la sociedad un diferencia de pensamiento, es creer firmemente en algo así parezca loco, es llevar la contraria de las enseñanzas tradicionales del tiempo, es hacer ciudad, es vivir las calles.

Gracias a Djlu por su tiempo, por permitirme compartir con él este espacio y por inspirar un momento de reflexión que nos baja de la bicicleta y nos da la posibilidad de hacer ciudad así no estemos montados en una.

Laura M. Chaves V.

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